SUS LUCHAS Y PASIONES / libertad de prensa
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El Independiente: el periódico que reemplazó a El Espectador en 1956
Luego de las multas impuestas por el gobierno militar de Rojas Pinilla a este diario, surgió una nueva publicación que circuló 45 días.
Edición del 20 de febrero de 1956.
C
uando El Espectador decidió clausurar sus ediciones en enero de 1956, en protesta por la persecución del gobierno en materia tributaria, además de interponer los recursos de ley para enfrentar la confiscatoria multa de la Jefatura de Rentas e Impuestos, se dio a la tarea de buscar un temporal reemplazo de El Espectador.
Inicialmente, en memoria de las luchas libradas por el fundador Fidel Cano, se propuso la creación del periódico La Idea, uno de sus primeros impresos.
Sin embargo, el gobierno Rojas negó la solicitud. Enseguida, se tramitó un nuevo requerimiento para crear el periódico La Consigna, otro de los impresos creado por el fundador Fidel Cano. Tampoco esta vez hubo permiso oficial. Por intermedio del expresidente Alberto Lleras se planteó una tercera alternativa La Correspondencia. La negativa siguió de largo. Entonces, cuando resultó claro que ni a la familia Cano ni a sus principales asesores se les iba a permitir crear un nuevo diario, apareció la fórmula para hacerlo.
Con el visto bueno de Guillermo Cano, dos de sus principales periodistas, José Salgar y Darío Bautista, tramitaron la solicitud para la creación del periódico El Independiente. Como Salgar y Bautista fueron quienes realizaron la solicitud, el Ministerio de Gobierno impuso que ellos aparecieran como los directores. Así se hizo y el lunes 20 de febrero de 1956, apareció el primer número de El Independiente. A la semana siguiente, tomó la dirección del mismo el expresidente Alberto Lleras Camargo, quien también por esos días asumió la jefatura del Partido Liberal.
La presencia de Alberto Lleras frente a la dirección de El Independiente condujo a que la dirección liberal quedara organizada en las mismas oficinas del periódico. Una alianza que para el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla representaba una amenaza, razón por la cual, con la disculpa de que el gobierno debía indagar la impresión de volantes prohibidos por la censura con el apoyo del liberalismo, el rastreó se trasladó a las mismas oficinas de El Espectador. Lleras intentó defenderse con una editorial que fue censurado. Entonces, El Independiente cerró sus puertas. Solo duró 45 días.
Después volvió para representar un momento estelar en la historia del periodismo colombiano, el de la caída de la dictadura de Rojas Pinilla. La segunda etapa estuvo a cargo de Guillermo Cano, y fue el momento de proyección periodística de un grupo de comunicadores que también hizo historia. Juan Mendoza Vega, Germán Pinzón, José Guerra, Álvaro Monroy Caicedo. Con la línea de contemporáneos de Guillermo Cano, y el refuerzo de una nueva generación, El Independiente encarnó la lucha por la libertad de expresión en el último año de Rojas en el poder.